En Bocacangrejo, Tenerife, las calles que solían estar adornadas con coloridos corazones pintados por el artista local Rafel han perdido su encanto.
Gracias a esta obra, el sitio ganó bastante popularidad entre los turistas, lo cual, en cierto modo, supuso un problema para los residentes, pues ya no tenían paz y tranquilidad en sus calles.
Ahora, los corazones han desaparecido: han pintado sobre ellos una capa blanca para que no vuelvan a ver la luz del sol. Y los residentes y espectadores agradecen este hecho, aunque a su vez sienten pena por el artista.
"Me encanta la medida, porque no se puede vivir en medio de un
parque de atracciones todo el día, los vecinos antes que nada son personas, no son especímenes que habitan una zona donde miles y miles de turistas rompen la convivencia de vecinos", dice Luis Socorro en las redes sociales.
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